En 1839 el explorador John Lloyd Stephens fue nombrado
embajador especial en Centroamérica por el presidente estadounidense Martin van
Buren con la encomienda de registrar detalladamente las formas de vida,
costumbres e historia de Centroamérica y el Sur de México.
Junto con el ilustrador Frederick Catherwood, Stephens recorrió la región
desde 1839 a 1841 abarcando mas de 3,000 millas en su periplo. Resultado de
este viaje es la publicación entre 1837 a 1843 de las aventuras de ambos
en cuatro libros : Incidentes de viaje en América Central, Chiapas y
Yucatán, dejando unas crónicas ricas en detalles de la sociedad , el
momento político que presenció y, especialmente, una valiosa documentación de
sitios arqueológicos desde México hasta Honduras. Ampliamente recomendable
su lectura que a pesar de los casi 200 años transcurridos desde que se escribió
no ha perdido actualidad ni encanto.
En 1895 el vicecónsul norteamericano en la zona, Edward H. Thompson (1856-1935) que había
leído los libros de Stephens y además era arqueólogo aficionado, se
mostró muy interesado en la zona donde se asentaba Chichen Itzá. Stephens había
documentado ampliamente su paso por la ciudad y la importancia que tuvo en
épocas ancestrales. Hay que recordar que cuando Stephens entró a Chichén , ésta
no era mas que un montón de piedras y apenas restos de algunas pirámides
envueltas por la selva según lo acreditan los dibujos de Catherwood. De cualquier manera el cónsul
se mostró sumamente interesado en el lugar , sobre todo en el cenote
sagrado ya que Stephens había descrito que era un lugar de peregrinación
maya y se usaba para sacrificios ceremoniales y ofrendas religiosas, por lo que
decidió comprar la plantación henequenera que incluía la zona arqueológica de
Chichen por la fabulosa cantidad de ¡75 dólares!
El consul Thompson
reconstruyó la
hacienda que durante la Guerra de Casta había sido destruida y ya
instalado allí y con el libro de Stephens en la mano se puso explorar la
región apoyado por el Peabody Museum of Archaeology and Ethnologyde la Universidad de Harvard, se concentró en Loltún y en la tumba del Gran Sacerdote
en Chichén Itzá, siendo que todos los objetos encontrados fueron a dar a la
Columbian Exposition, este tesoro fue trasladado posteriormente al Field Museum
de Chicago; siguió sus exploraciones en Labná y Uxmal, lo que despertó,
aparentemente, muchas protestas.
Sin importarle las opiniones ajenas y
debido a que la década de 1890 había comenzado con una gran fiebre
de interés extranjero por las antigüedades mayas, Thompson no se anduvo
con chiquitas y decidió dragar el Cenote Sagrado en dos tandas :
una de 1904 a 1907 y otra de 1910 a 1911 encontrando cientos de piezas de oro y jade, las
cuales, por supuesto sacó del país las cuales se pueden apreciar hoy
día el el Museo Peabody.
El éxito de esta aventura se evidencia en la salida ilegal de alrededor de
30.000 piezas arqueológicas de diversos materiales, sin que fuera detectada a
lo largo de tres décadas, gracias a la complacencia del presidente Porfirio
Díaz, el gobernador Felipe Carrillo Puerto y otros funcionarios menores. En
1926 l gobierno del Presidente Plutarco Elías Calles fincó cargos civiles y
penales contra el estadounidense, pero años después la Suprema Corte de
Justicia falló a favor de los herederos de Thompson, ya que este había
muerto en 1935, dejando impune un atentado al patrimonio cultural de México.
En los años 30’s mientras el litigio por la posesión de las tierras de
Thompson se dirimía en las cortes mexicanas éste decidió venderlas a uno
de los hombres mas ricos de Yucatán llamado Fernanado Barbachano
Peón, el cual adquirió las propiedades del norteamericano y se puso
a construir hoteles (Hacienda Chichen Resort y Mayaland) dentro de
Chichen, siendo éstos los únicos en el mundo que se encuentran dentro de un
área arqueológica.
Hoy en día los Barbachano son los dueños de los terrenos donde se
asienta Chichen Itzá pero no son propietarios de los restos arqueológicos que
se encuentran bajo la figura jurídica del comodato.
Debido a esta particularísima situación, cuando se visita Chichen Itzá
durante el día, los visitantes se encuentran además de las ruinas con un
inmenso ejército de vendedores ambulantes instalados en sus puestos
dentro de la zona arqueológica. Sin duda, un verdadero tianguis.
Clic aquí para ver mapa de Chichen Itzá
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